En la ciudad que nunca duerme hay infinitas actividades para realizar a la noche. Conocé las propuestas de la noche gay en Buenos Aires.
Tuve que pedirles a unos amigos que me acompañen en este recorrido. Citar de memoria lugares posibles para disfrutar la noche gay en la ciudad no era mi intención. Quise hacer un camino diferente y presenciar cada uno de los lugares, divertirme con amigos y, de paso, conocer más de las propuestas porteñas.
Casi por unanimidad decidimos arrancar la movida en Córdoba al 4100: el bar gay más reconocido de la city nos permite comenzar una noche que, sabremos, dará para hacernos millones de comentarios en Facebook al día siguiente.
Sitges propone canilla libre todos los viernes a la noche. Muchas mesas, muy buena onda de los mozos, una pantalla gigante, luces azules y una consigna: “predance, un clásico para todos”. Reímos en una ronda de amigos que nos mantuvo en el bar hasta las 2 de la mañana.
Mejor los jueves: la mejor opción para los jueves es el local sobre la calle Armenia de Tazz, un bar conocido por tener pool y juegos. Antes de arrancar el fin de semana, propone una típica salida, que eligen, sobre todo, las chicas, con el lema “just for us”.
La elección del boliche fue más discutida. La oportunidad de visitar diferentes propuestas era imposible de unificar entre tantos amigos. Amerik gana por antigüedad, pero varios insistimos en ir a una discoteca que no hayamos ido nunca.
A favor de Amerik se oía decir que el público es diversificado, no solo gays, y todos podríamos hallar diversión. Además, tiene varias pistas y canilla libre. En contra, los más tímidos, temían por el cuarto oscuro: un espacio en la planta alta donde las parejas se encuentran.
Los más “viejos” del grupo insistían en ir a Contramano, la disco creada en 1984 que mantiene hoy una oferta actualizada para los más “grandes” con un espacio más relajado.
Otras voces recurrían a la fiesta gay mensual en Palacio Alsina. El lugar arquitectónicamente hablando es alucinante y tienen efectos de luces extraordinarios. Coincidimos en el día de la fiesta aniversario y suponíamos que sería una fiesta inolvidable. Los que ya conocen el lugar aseguran que, más que una fiesta, es un viaje a una Buenos Aires diferente y divertida que no podés imaginar.
Los menos oídos reiteraban que fuéramos a Glam, un típico boliche de Palermo, que se llena de gente todas las veces. La multitud dificulta la diversión, pero es una experiencia que quién nunca la hizo debería vivirla. Mucha gente, un patio, un espacio reservado y dos barras con tragos riquísimos.
Interesante: Palermo y el centro reúnen la mayor cantidad de propuestas para la noche gay de Buenos Aires, pero todos los barrios de la ciudad ofrecen alternativas. Un mapa gay ofrece las diferentes opciones para no perderte nada.
Nos teníamos que decidir y en el medio de la conversación surgió el tema hoteles. Varios amigos gays recomendaron, casi al unísono, Axel Gay, en San Telmo. Moderno, lujoso, heterofriendly, piscina, bares y fiestas increíbles organizadas para aumentar las alternativas de la noche gay. Un espacio ideal para descansar y disfrutar de esta ciudad convertida en la primera opción para turismo gay en Latinoamérica.
Detalle: la ciudad tiene una milonga gay muy reconocida llamada La Marshall. Otra interesante opción para quienes vienen de visita. Atención que no es la única. El tango es para todos y todas.
La elección al final no fue difícil. Palacio Alsina y Amerik, sí, un grupo de amigos puede visitar dos boliches en una misma noche. Eran las 2 de la mañana. “La noche recién empieza” fue la frase que nos estimuló. Hacia allí fuimos y una gran diversión nos entusiasmó. Es imposible describir cómo la pasamos, hay que vivirlo. Fue excelente. En las redes sociales ya estamos organizamos nuestro próximo encuentro…