El obelisco de Buenos Aires
Para todos los que transitan por la ciudad de Buenos Aires el obelisco es un símbolo que no pasa desapercibido ante las miradas atentas de turistas y vecinos. ¿Queres saber por qué?
Muchos países tienen un monumento que es conocido internacionalmente por alguna razón, ya sea por quienes habitan o por quienes pasean y se encuentran de visita. Es costumbre de los viajeros antes de emprender una aventura, hacer una breve investigación sobre cuáles son los paseos típicos o emblemas tradicionales que no pueden quedar por fuera de nuestro recorrido, y en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, el obelisco forma parte de esos puntos importantes que se deben incluir en el itinerario a seguir.
Este ícono de la ciudad, si bien tiene el tinte característico de símbolo para tomarse una foto y mirar desde abajo, tiene a diferencia de otros monumentos internacionales, la imposibilidad de visitarlo por dentro. Es por eso que a diferencia de la Estatua de La Libertad, por ejemplo, no fue pensado para que se lo pueda recorrer internamente, sino solo para observar.
Su historia
El obelisco nació como símbolo de un acontecimiento puntual que fue el cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires, pero para su construcción tuvieron que demoler una iglesia que había sido histórica para los argentino, ya que fue en la iglesia de San Nicolás de Bari, el lugar en donde se levantó por primera vez en la ciudad la Bandera Nacional.
En 1936 se dio por inaugurada esta obra del arquitecto modernista Alberto Prebisch, el cual puso el nombre de obelisco al monumento sin buscar mucho argumento del por qué lo había dado. Es una construcción que mide casi sesenta y ocho metros de altura, aproximadamente lo que podrían ser treinta y dos pisos de un edificio convencional. Además en su punta cuenta con cuatro ventanales que tienen la función de ser miradores, y en lo alto se le colocó un pararrayos que pocos conocen, ya que desde abajo no se llega a notar y aún no se ha conocido la historia de ningún rayo que haya caído allí. Dicen que tardaron muy poco en construirlo, ya que llevó poco más de un mes y fue un monumento simbólico de un momento progresista que se vivía por aquel entonces.
Tiene la particularidad de señalar en cada uno de sus laterales un hecho histórico importante para los ciudadanos argentinos, así es como se puede ver en uno de los mismos la mención a la primera fundación de la ciudad en 1536; en otro lado se observa la fecha de la segunda constitución de la ciudad en 1580; luego podemos observar la referencia a 1812, primer año en el que se izó la Bandera Nacional, y en la última cara se señala el año 1880, momento en el cual se asentó a la Ciudad de Buenos Aires como capital argentina.
El obelisco se levanta, hoy atrapado entre rejas ante la ciudad, sobre la Plaza de la República, siendo un ícono de la Av. 9 de Julio, en el barrio conocido con el nombre de San Nicolás.
Como tantos otros monumentos, políticos de la oposición intentaron demolerlo al poco tiempo de su construcción, pero finalmente se tomó como un emblema nacional por lo que se denegó ese pedido.
En el 2011 se organizó una visita guiada solo para algunos vecinos de la ciudad, como festejo de su 75º aniversario.
Centro de grandes momentos
El obelisco es el paso obligado de todos aquellos que transitan por la zona céntrica de la Ciudad de Buenos Aires, desde quienes trabajan en el cerebro de la ciudad, el barrio de San Nicolás, hasta quienes deciden conocer la oferta cultural que tiene este centro para ofrecer. Así es como se pueden encontrar desde restaurantes históricos y típicos de los porteños, hasta teatros y cines.
Si bien el monumento no se encuentra en el centro literal de la ciudad se ha tomado como símbolo de numerosos momentos de los argentinos, cuando se realiza algún festejo musical se monta un escenario grande para que todos puedan presenciar el show sobre la Av. 9 de Julio mirando al obelisco.
Se ha tomado como eje de numerosos actos o manifestaciones que se relacionaron con la salud o con cuestiones sociales. Además es costumbre juntarse en el obelisco cuando un equipo de fútbol gana un campeonato o torneo, allí se encuentran personas de todos los puntos de la ciudad con su canto de festejo, sus banderas y toda la familia. Los argentinos se reúnen a gritar su alegría ante cada mundial, una fiesta de papeles y canciones ante los partidos.
También se lo ha vestido en algunas oportunidades como árbol de navidad, así como también se utilizaron juegos de luces para las campañas de concientización sobre la donación de sangre; sobre la importancia de las enfermedades cardiovasculares: se le ha colocado una bandera de Alemania, por el agasajo de las relaciones entre ambos países, entre otras cosas.
Este monumento es un clásico de la ciudad, es la postal que no puede faltar en las fotos que se llevan los turistas como cosas típicas de su viaje por este país, no se pueden ir de Buenos Aires sin este fundamental recuerdo.
Dentro de las tiendas de regalos es una tradición observar a las parejas de tango bailando con el obelisco de fondo o alrededor de éste, la compra de este adorno es especial para cada persona que visita la ciudad porque se llevan consigo un ícono porteño, es el ícono que identifica a los ciudadanos de Buenos Aires, algo que los diferencia con el resto del mundo.
Así que ya sabes, si tenés un pariente, amigo o conocido que viene de visita, no te puede faltar el paso por el obelisco, y si vos estás pensando en darte una vuelta por la Ciudad de Buenos Aires, hace un hueco en la agenda y pasa con la cámara para sacarte la típica foto con el obelisco detrás!