Belgrano se encuentra al norte de la ciudad porteña y contiene una división que pocos saben: Belgrano C y Belgrano R, haciendo referencia al sector comercial y al sector residencial.
Me hallo en la esquina de Juramento y Cabildo y comienzo un recorrido que durará toda una tarde. Debo decidir por dónde comenzar, ya que este lugar me brinda innumerables paseos.
Importante: conviene visitar el barrio en días de sol, ya que ha sufrido en varias ocasiones inundaciones importantes.
Hacia el norte de esta esquina, empiezo mi recorrido, caminando por Juramento. A pocos metros, me encuentro con una arquitectura que llama poderosamente mi atención: una iglesia redonda. Conocida con este nombre, ingreso para verificar la estructura de este recinto que data desde principios del 1800. ¡El lugar es maravilloso!, y se favorece por las actividades (feria artesanal y juegos infantiles) que ofrece la plaza que se ubica enfrente.
En diagonal a la parroquia, otro edificio llamó mi atención. Una casa antigua convertida en el museo Enrique Larreta, que expone objetos de arte y contiene un jardín increíble para un paseo extraordinario.
Historia: en este barrio se ubicó la primera escuela (Colegio Casto Munita) que contuvo todos los grados en el país. Además, fue la pionera en graduación mixta (hombres y mujeres).
Sigo caminando por la avenida y cruzo las vías del tren, llamadas Barrancas de Belgrano, para introducirme en el barrio Chino. Pienso que es tan integrador este lugar que a pocos metros de una iglesia católica con más de 200 años de historia, Belgrano propone actividades de la cultura oriental.
Una gran cantidad de locales me acercan productos de todo tipo: ropa, accesorios y regalos. Hay varios supermercados que se ocupan de brindar todos los alimentos típicos de la China a precios muy accesibles. Es común que este lugar esté repleto de gente los fines de semana, por sus valores y por su amplitud en la oferta de productos.
Cansada de tanto andar, pero con ansías de más, llego a la avenida Libertador. Unos cuantos metros más me esperan para llegar al estadio de River Plate, pero decido dejar este recorrido para otro día.
Curiosidad: entre los vecinos más ilustres de este barrio, se halla José Hernández, autor del Martín Fierro (la obra más representativa de la literatura gauchesca).
Vuelvo por calles paralelas a Juramento y me sorprende la cantidad de negocios que hay en esta parte del barrio: cines, restaurantes, tiendas de ropa, libros, papelerías, bazares, locales de artículos para el hogar y talabarterías. Hago algunas compras porque no puedo resistirme a los precios y a la calidad de los productos.
Dato gastronómico: en Cabildo 2630 se encuentra la Farola, un restaurante tradicional que entre sus menúes ofrece un plato para 6 personas. ¡Sí! Todos los platos son exquisitos y para compartir.
Cruzo nuevamente avenida Cabildo y, de a poco, todo comienza a cambiar.
Los negocios desaparecen y en su lugar emergen residencias y edificaciones indescriptibles. Calles de adoquines y una gran arboleda, son el escenario que enmarcan arquitecturas variadas: una casa totalmente vidriada y otra en forma de hexágono se destacan como rarezas entre otras tantas que encantan por sus dimensiones y estéticas.
Llegué al barrio residencial y reflexiono una vez más sobre Belgrano: infinidad de espacios que conviven en un límite espacial en común y un pulmón de aire inexorable para la capital porteña.
Quiero seguir recorriendo… volveré, sin dudas, para continuar revelando los secretos de este lugar.
Texto: Milagros Schroder